viernes, 7 de marzo de 2008

Ser Y Gozarse Femenina

El 8 de marzo es la fecha en que las mujeres de todos los continentes, en ocasiones separadas por fronteras nacionales, diferencias étnicas, lingüísticas, culturales, económicas y políticas, se unen para celebrar su día.

Hoy, conjuntamos la forma de pensar y sentir de muchas de ellas, y de hombres también, para reflexionar sobre el tema. Aquí compartimos las opiniones de un par de lectoras de www.eluniversal.com.mx


Columna invitada. Martha Delgado Peralta. ¿Qué significa ser mujer?
El UniversalViernes 07 de marzo de 2008

Los contextos que nos forman
Me gustaría contar brevemente la historia de vida de mi familia, para extrapolar una posible respuesta a la pregunta “¿Qué es ser mujer?”

Mis padres, de extracción humilde, con estudios de primaria y provenientes de hogares desintegrados, dieron origen a una familia en la que, buscando el varón, se quedaron con siete hijas.

Como podrá suponerse, con una situación económica precaria, el típico macho mexicano, y muchas bocas que alimentar. Mi madre vivió una situación de pesadilla.
Aun así, fue la primera en impulsarnos a estudiar, diciendo: “Yo no les voy a dejar nada de herencia, porque no tengo dinero, pero si aprovechan la escuela, tendrán sus estudios. Si les toca un mal marido, podrán hacer algo, y no tener una vida como yo”.

Mal que bien, escuchamos sus consejos y seis de sus hijas terminamos los estudios universitarios; ahora ya somos tres con maestría, y una con doctorado. Casi todas trabajamos y nos desenvolvemos en un ambiente muy diferente al de mi madre.

De lo anterior puede surgir una posible respuesta a la pregunta.
Si se la hiciéramos a mi madre, estoy segura —por el tiempo que hemos convivido— que diría: “Es ser madre, esposa, compañera; con abnegación, sacrificio y tolerancia frente a lo que te pasa; y aguante a lo que Dios te mande”.

Si la tuviera que contestar alguna de mis hermanas menores, seguramente hablarían de la equidad de género y de su desempeño académico y profesional.
Si la contestara mi hermana mayor, seguramente haría una combinación de ambas, pues ella es médico familiar, divorciada y con tres hijas.

Si la respondiera yo, tendría que hablar de mi lucha por destacar profesionalmente en un mundo en el que tener algo de inteligencia tiene un precio muy alto, sobre todo si eres competitiva, pero más si no te dejas.

Pero si le preguntara a mis amigas, que se encuentran entre los cuarentas, dirían que es cumplir una serie de roles en los que muchas veces no es suficiente con ser una buena persona, sino que es necesario dar mucho más allá de lo permitido, como pareja, mamá, profesionista y compañera.
Según mi opinión, ser mujer contiene mucho del contexto en el que creciste, en lo que te has desarrollado, y del momento que actualmente vives, ya que cualquiera de esos factores podrá proyectarte o etiquetarte en un esquema de vida que a lo mejor ni siquiera es el que tú deseabas, pero es el que te ha tocado vivir.
Un género con múltiples sabores

Creo que más que pensar en definiciones preconcebidas, ante la pregunta “¿Qué es ser mujer?”, se me antoja paladear la palabra: pasearla lenta y delicadamente por mi lengua, con los ojos cerrados, respirando profundo para sentir a qué me sabe.

Mujer… sí… Me sabe a chocolate, mientras abriga con todo su ser un terso cuerpecito para que nada le falte durante su desarrollo; y más allá, que no extrañe amor, guía o alimento.
Me sabe amargo cuando, como el acero, necesita resistir las tempestades y enfrentar los problemas que se generan en el momento en que se conjugan tantos roles en un solo ser.
Me sabe a fruta exótica, jugosa e intensa, mientras despliega las alas y libre se deja llevar, a través de los sentidos, al éxtasis en la unión de los cuerpos.
Me sabe a café: aromático, elegante, inquietante, místico y profundo si mi mente recuerda el placer y el lujo de poder cambiar el entorno con una sonrisa, de poder definir lo que quiero y necesito con todo el bagaje físico y sicológico que la naturaleza me ha brindado, de poder experimentar el sexto sentido, de la capacidad de hacer magia.
Pero me sabe a sal cuando la conciencia de impotencia se apodera del corazón y no es posible soltarse las manos para actuar, ni mucho menos para quitarse el amarre que no le permite hablar y ser reconocida por las palabras que emite. Cuando sólo queda el gritar hacia adentro ante la injusticia e inequidad.
Tantos sabores, tantos sentidos, tantos pensares… ¡Mujer!, me sabe rico el concepto, me sabe a futuro, fortaleza, pasión y ternura. Me sabe a dignidad. Sabe a mí, intentando verme reflejada en las mujeres del mundo.




Fuente: El Universal.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola pase a visitarte... que tengas una linda semana...feliz dia!!!

un abrazo
Mariajose