miércoles, 19 de marzo de 2008

CHISTE

Cierto día, Alfonso llegó en su camioneta al rancho vecino y le dijo al propietario:
Oiga, don Luis, fíjese que cuatro de mis vacas están en celo y, como no tengo semental, se las traje para ver si su toro las carga.
¡Encantado, amigo! Y pásele a la casa. Vamos a tomarnos un tequila mientras el toro hace lo que tiene que hacer.
Cuando Alfonso se disponía a retirarse, preguntó:
Oiga, ¿y cómo sé si quedaron preñadas?
Muy fácil respondió el otro: si amanecen echadas, es que sí.
Al día siguiente regresó Alfonso con sus vacas, muy triste porque ninguna había quedado preñada.
No se preocupe, amigo le dijo don Luis. Déjeselas otra vez al toro.
Al día siguiente, ocurrió lo mismo, y al siguiente, y al otro...Una mañana, antes del alba, la esposa de Alfonso fue a despertarlo:
Despierta, viejo, ¡las vacas!
¿Qué? ¿Están echadas?
No, hombre. ¡Se subieron a la camioneta y están tocando el claxon!

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