lunes, 14 de enero de 2008

Confesiones de una noche en soledad...

Escribí una carta para ti, pero la dirigí a un anónimo,

Lo hice así porque a pesar de que estás aquí, también estás allí, lo hice así porque donde estuvo tu voz también brilla tu recuerdo y donde penetró tu mirada de seguro estará una puerta abierta al deseo de admirarte... de lejos... y de cerca también, es como tener en mis dedos uno a uno los pétalos que dejaste caer.

No será tan difícil, o eso espero, no será tan difícil.... eso quiero creer.

Cuantas veces vi pasar los segundos por este mismo reloj, este reloj que no es de arena, este reloj que no compré, solo lo traje y he visto muchas horas pasar por él, pero he visto pocos segundos, talvez será porque cada segundo es una esperanza y cada esperanza...

Cada esperanza está dispuesta a hablar, está dispuesta a escribirte un jardín, está dispuesta a sonreírte cara a cara porque es tuya, es tuya la esperanza, es tuya la sonrisa también, es tuya cada palabra... pero nada más, nada más, aunque nada más porque tu quieres.

Porque sí hay más, y digo mucho más, aunque no parece o no quiere parecer....

Pero hay plumas y hojas, hay gotas y sol, hay ríos y hay cantos, hay voces y amor, amor para dar y para recibir también, para saber y para entender que vuelan juntas, vuelan juntas las palabras que no dicen más de lo que callaron, porque nuestros ojos hablaron lo que no pudimos decir.

Y sí, claro que sí, ahora entiendo, puedo ver como el silencio predicó del delirio, luego calló, calló sin hacer alarde.

Fue sabio el poeta; prefirió escribir, mas así no olvidaría que lo cautivaste, pues una palabra vuela pero un pergamino queda y queda siempre para ti, será porque no es papel, será porque no es pluma, sino que es amor.

Amor, amor, perfecto poeta que escribes en corazones y decidiste venir aquí, espero escribieras en el como escribiste también en mi; espero lleves estrellas también allí, que dibujes arco iris, luego yo los pintaré. Por los colores no te preocupes el me los dará, le pediré prestados algunos, aquellos que no pueden faltar, le pediré el rojo apasionado que me llenó el corazón, le pediré el azul de su aroma, cual fragante bendición.

Creo que no me arrepentiré si le pido todos, todos los colores que sabe dar, le pediré que me deje pintar con delicados pinceles sobre el lienzo del alma, allí donde los sentimientos se guardan, allí donde existe un rubí, un rubí y otros brillantes más, dispuestos a ceder su hermosura pues saben que no hay igual al brillo de tus ojos, hermosos como hermoso eres tu.

Escribiría y escribiría mas nunca acabaría de hablar de hablar con amor de ti, pero en esta noche te pido, solo déjame amarte, amarte con mucha ilusión, porque cuando no haya obstáculos entonces podré saber que a pesar de los obstáculos el amor siempre perduró, porque como el fino oro, con el fuego se probará y sabiendo que tu me entiendes por hoy ya no escribo más, solo espero que no te olvides del que sueña con caminar, como camina un hombre, como camina el mar, como camina el canto que siempre quiero cantar, el canto de amar y amar sin final.


David Bolaños Salas

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