Abrió la ventana e inspiro el aire frio de la mañana, era un
día gris, quizás tan gris como su propia existencia, pensó nuevamente en él, el
que dormía en la habitación contigua tan
cerca y a la vez tan lejos, hacía tiempo que trataba de no pensar en sus
sentimientos, se obligaba a si misma repitiéndose una y otra vez que no le amaba, que solo era
admiración, cariño, gratitud, pero en su interior una vocecita le recordaba lo
contrario.
Si lo amaba, y ese amor era el peor error que
puedo haberse permitido, porque para él solo es una gran amiga con la cual
siempre podrá contar, su incondicional y aunque muchas veces lo ha oído decir
que estarán siempre juntos en las buenas y en las malas, sabe que eso no le es
suficiente, pero el miedo a decirle la verdad es más fuerte,
porque sabe que quizás lo perdería para siempre.
Los golpes en la puerta la
sacaron de su ensimismamiento, abrió y como cada mañana su imagen le dejo sin habla,
y ahí estaba, esa mirada de largas pestañas que le interrogaban por qué había
tardado tanto en contestar.
Era tarde y había que iniciar el día,
las obligaciones no esperaban había que darse prisa y ella ya se había
retrasado más de lo normal.
Un rápido beso a su mejilla marco el inicio de
un día más de trabajo a su lado
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